Paralelamente
a los primeros años de postguerra de la Primera Guerra
Mundial (1914-1918), la fotografía en ocasiones se adscribe a determinadas
corrientes artísticas, participando en estos movimientos de manera más o menos
consciente y coincidiendo en puntos con las manifestaciones vanguardistas.
El
movimiento Dadá propició la técnica
del fotomontaje que John Heartfield (1891- 1968) desarrolló, al igual que Raoul
Hausmann (1886-1971), descubridor de esta técnica usada como instrumento de
propaganda antibelicista y luego antinazi. También utilizaron el fotomontaje artistas
que pictóricamente pertenecían a diferentes corrientes, como Paul Citroën,
formado en la Bauhaus y fundador de la Nieuwe Kunstschool; Georg Grosz, de la Nueva objetividad, o la dadaísta Hannah Höch.
Max Ernst utilizará también el fotomontaje en su etapa surrealista. En 1918, Chistian
Schad (1894-1982) propone sus schadografías,
que unían la técnica del fotograma y el collage.
John Heartfield, Adolf el Superhombre, traga oro y vomita basura, 1932 |
El
Futurismo siguió interesándose por la
fotografía y en su relación con el movimiento, preconizado por Marinetti.
Fotomontajes, imágenes superpuestas y fotogramas se seguirán utilizando en las
obras de Fortunato Depero, Tato o Luigi Veronesi.
Alfred
Stieglitz (1864-1946) abrió perspectivas como precursor de este medio de
expresión. En 1902 organizó un grupo al cual sólo se podía entrar por estricta
invitación, Photo-Secession, con el
objetivo de forzar al mundo del arte a reconocer la fotografía "como un
medio distintivo de expresión individual." Entre sus miembros se
encontraban Edward Steichen, Gertrude Kasebier, Clarence H. White, y Alvin
Langdon Coburn. Photo-Secession llevó
a cabo sus propias exposiciones y publicó Camera
Work, una prestigiosa revista fotográfica, entre 1902 y 1917. En 1917 se vio
obligado a cancelar la publicación de Camera
Work y a cerrar la galería “291”,
al entrar en la guerra los Estados Unidos. En 1925 abre la Intimate Gallery y expone
Paul Strand (1890- 1976).
En 1929, con la sala An American Place
promociona la fotografía. Entre los surrealistas destacan Max Ernst y Paul
Eluard, con fotomontajes y collages y en la revista del movimiento, La
Révolution
surréaliste, se publicaron fotografías de Atget y su colección de
escaparates parisinos, con una visión surreal de lo cotidiano. El grupo
promocionó las primeras fotografías de Cartier-Bresson (1908-2004) y sus
visiones parisinas suburbiales. En 1947, Cartier-Bresson cofunda junto a Robert
Capa, Bill Vandivert, David Seymour y George Rodger la agencia Magnum.
Eugène Atget, Avenue des Gobelins, 1925 |
Man
Ray, tras el contacto con los dadaístas, se relacionó con el Surrealismo y,
además de la pintura, se dedicó al retrato fotográfico, incluso fue fotógrafo
de moda en Estados Unidos. Su versatilidad le permitió realizar películas
cinematográficas y rayogramas,
fotogramas utilizando objetos sobre el papel emulsionado y realizando también
imágenes solarizadas. Cabe destacar a Berenice Abbott, discípula de Man Ray, en
París, o a Hans Bellmer, entre otros representantes del Surrealismo.
Man Ray, Rayografia, 1922 |
Alexander
Rodchenko (1891-1956) y El Lissitski (1890-1941) son los máximos representantes
del movimiento constructivista.
Rodchenko ilustró los poemas de Maiakovski en 1923 utilizando el fotomontaje. En
sus fotografías se impone el enfoque oblicuo, planos cenitales o nadir, tomas
en picado del paisaje urbano. El Lissitski también se adscribe al Suprematismo y se relacionó con la Bauhaus,
en la que Laszlo Moholy-Nagy (1895-1946) durante la República de Weimar
(1919-1924) introdujo esta disciplina. Su publicación Pintura, Fotografía, Film, aparecida en
1925, constituye el octavo volumen de los Libros
de la Bauhaus
y es uno de los principales pilares de la fotografía. En este volumen,
Moholy-Nagy establecía una relación entre la pintura y la fotografía.
Alexander Rodchenko, On the telephone, 1928 |
Laszlo Moholy-Nagy, Konstruct, 1923 |
La fotografía adoptó un papel documental de reproducción gráfica, liberando a la pintura y potenciando su labor plástica, cada vez más alejada de la representación fiel de la realidad. Durante las Vanguardias, la fotografía adopta una estética pictorialista y posteriormente la abandona, surgiendo una tendencia puramente fotográfica, en la búsqueda de una nitidez rigurosa de lo cotidiano, la "fotografía directa" (straight photography).
En conclusión, en
la modernidad se tiende a destruir los principios de la tradición, donde la
manifestación más concreta del hombre libre se da en lo artístico,
experimentando continuamente e innovando, y donde sólo importa la sensación
instantánea y el sentimiento que surge del individuo.
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