Tuesday 5 June 2012

Pret-â-Porter floral

Siguiendo en la temática de flores y arte que os presentamos en la última entrada sobre moda, esta vez os proponemos un repaso por la actualidad en el diseño del Pret- â-Porter y su eco en las pasarelas más importantes. Es sumamente interesante el analizar las firmas con propuestas más innovadoras y personales, así como la forma en la que se desmarcan de las soluciones que se han mostrado en la Alta Costura.

Como hemos podido ver este año las pasarelas parecen haberse llenado de los motivos florales. Cada diseñador, fiel a su estilo, aplica esta tendencia de una forma personal y reconocible, marcando la firma de identidad propia que separa el corte de las grandes firmas. Muchas de estas producciones son aplaudidas por los espectadores de las pasarelas como obras de arte reales. Lo cierto es que la línea que separa el arte de la producción de estos modistos, en estos casos, es cada vez más fina. El Pret-â-Porter se identifica como la sección económicamente más accesible de muchas marcas, ¿será esto un handicap para la creatividad de sus producciones?

Ciuri y Piccioli vuelven a presentar una colección romántica y etérea para Valentino. Los bordados encajes y telas pintadas vuelven a combinarse con las flores, ya sea en estampado o en relieve, siguiendo fielmente la línea ya mostrada en la colección de Alta costura.



Bluegirl combina las flores en ramillete, estampadas de forma asimétrica en combinación con el animal-print, en las vaporosas gasas de sus vestidos. Pero eso sí, sin renunciar a la estética escultórica para los little dress en diferentes tonos pastel y blancos. 



 
Louis Vuitton, de la mano del diseñador Marc Jacobs, nos trae una colección donde las flores se presentan en formas simétricas y son casi taladradas en los tejidos, rechazando tanto lo escultural como lo estampado en una colección con personalidad propia.

 
Ralph Lauren, un modisto siempre relacionado con la estética de la sobriedad inglesa, nos trae las flores en su colección de la mano del look años veinte. Los ramilletes de flores casi difuminados en tonos pastel conviven con sombreros de plumas y collares, en una estética a la altura de las fiestas de Long Island durante la época del jazz y el charlestón.



Los italianos Dolce & Gabbana  se inspiran en el mundo culinario para presentarnos unos diseños en organza y algodón más rígidos y con un punto diferente: las flores propias de las frutas combinadas con las hortalizas y el estallido de colorido. Definitivamente, una forma extremada y personal de adaptar la tendencia al estilo cargado, casi barroco, tan característico de la casa.


 
Por último, Óscar de la Renta nos trae las flores únicamente en forma de bordados, eso sí, tomándolas en un juego de contrastes de color con las telas sobre las que las construye. El trabajo da como resultado una estética propia del modisto: un aire clásico de matices casi mejicanos que nos recuerda a  los mantones de Manila y sus inacabables bordados. 


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